lunes, 6 de enero de 2014

El Rally Dakar rima con matar, avasallar y penetrar…no te dejes deslumbrar!!!

El pasado sábado 7 de diciembre se llevó a cabo de manera exitosa el esperado “Encuentro de Mujeres Trabajadoras”, auspiciado por el colectivo feminista Mujeres Creando y el programa radial Soy trabajadora del Hogar con orgullo y dignidad. Una tentadora invitación que contó con la participación de cientos de mujeres que se sumaron entusiastas a este libre convite a la rebeldía.

En este contexto, se propuso profundizar un poco más sobre las implicancias del paso del Rally Dakar por nuestro territorio. Un evento abiertamente colonialista, que desnuda la colonialidad del poder que se ejerce descaradamente en aquellas regiones del mundo denominadas “tercermundistas”; aquellas regiones donde el territorio ya no es un lugar, sino un espacio de poder, aquellas regiones donde todo esta permitido y nada ni nadie se respeta.

A través de un enfoque ecofeminista, más de una veintena de mujeres, discutieron, analizaron y coincidieron en afirmar que este mal llamado “evento deportivo”, no es más que una actividad colonizante, exotista y sobre todo mercantilista.

Y es que a pesar del gran avasallamiento propagandístico desplegado por el gobierno para hacernos creer que el Rally Dakar es una apuesta nuestra, una apuesta del país concensuada por todos y todas; el Dakar no es más que un evento impuesto por empresarios locales, corredores en busca de fama, gobiernos codiciosos y grandes transnacionales (de telecomunicaciones, petroleras y automovilísticas entre muchas otras) en pos de áreas exóticas, desérticas y supuestamente deshabitadas…áreas perfectas para la internacionalización de mercados, áreas perfectas para el circo “global” de los medios.

Si algunos todavía piensan que el Dakar es una gran apuesta por el país no tienen más que preguntarse ¿quién se beneficiará de este evento?…serán los pobladores de Villazón, Tupiza o Uyuni, esos que sólo verán pasar raudamente a los motorizados (quienes sólo pernoctarán 1 noche en nuestro país), y se quedarán con sus improvisados y remozados albergues, posadas y hostales intactos, esperando vanamente a los “millones” de alojados prometidos por las autoridades gubernamentales.

O quizá los beneficiados serán los comunarios, aquellos a los que el microcrédito viene tentando mañosamente bajo el discurso de la gran demanda turística del Dakar y la necesidad de producción artesanal masiva, turismo comunal y oferta cultural.

O quizá será todo el país, al hacerse conocer a nivel mundial, a través del avasallamiento de una de sus regiones MÁS FRÁGILES, EMBLEMÁTICAS Y MÁS CONOCIDAS –dicho sea de paso- a nivel internacional: el Salar de Uyuni.

El gobierno promociona el Dakar como sinónimo de turismo, lo cierto es que para que la promesa del turismo funcione se requieren dos condiciones básicas: alojamientos y caminos, y de ambos adolece nuestro territorio (y en particular el suroeste del país). Si a esto sumamos la inexistencia de servicios básicos (luz, agua y alcantarillado) el espejismo del turismo sencillamente se diluye.

El Rally Dakar mueve millones declaraba triunfalmente el Ministro de Culturas Pablo Groux, lo que olvidó mencionar es dónde se quedarán esos millones y a quienes beneficiará.

Lo que si esta claro, es que en el país no se quedarán, y lo más cercano que tengamos como recuerdo de esta infame competencia serán los residuos de combustible y aceite de los motorizados; el atropellamiento y desalojo de fauna endémica y en peligro de extinción; la invasión descontrolada y la destrucción de nuestros sitios arqueológicos; las deudas bancarias de comunarios y pobladores locales engañados con la promesa del desarrollo a través del turismo y las toneladas de basura que competidores y visitantes dejarán en los ecosistemas más frágiles y desprotegidos de nuestro territorio: La Reserva de Fauna Altoandina Eduardo Avaroa, el Salar de Uyuni y el área intersalar.

Artículo de Karina Aranda extractado del periódico feminista La Malhablada N° 14, diciembre del 2013. 

El Rally Dakar en Bolivia o como “hacer descubrir lugares conocidos”

Desde hace un par de años se ha venido impulsando el paso del Rally Dakar por Bolivia; un evento que es llevado adelante en América latina desde el año 2009, ante la imposibilidad de poder replicarlo en territorio africano, principalmente por la serie de denuncias y atentados que venía sufriendo y que obligó a su suspensión durante el año 2008. 

A la fecha, el traslado de este evento dudosamente “deportivo” a nuestro continente, no ha hecho más que acumular cifras…pero no aquellos montos millonarios que supuestamente movería el negocio turístico, sino más bien unas cifras de mayor cuantía expresadas en daños netos: más de 200 sitios arqueológicos afectados y destruidos en Chile; 5 acciones legales por destrucción de patrimonio en Atacama y Coquimbo; 1 recurso de protección llevado adelante por el Colegio de Arqueólogos de Chile y la Fundación Patrimonio Nuestro para evitar la realización del Rally Dakar 2014 en territorio chileno; 1 denuncia del Museo de Paleontología de Lima (Perú) por daño irreparable en el mayor cementerio del mundo de fósiles del Mioceno; 6 personas atropelladas en Argentina; 1 denuncia penal contra siete gobiernos provinciales argentinos por no hacer seguimiento a las evaluaciones de impacto, ni realizar las audiencias públicas para autorizar o no el Rally Dakar; infinidad de denuncias y manifestaciones de las comunidades indígenas de los valles Calchaquí (Tucumán) y los pobladores de Salta en contra del evento catalogándolo de no grato y sobre todo no invitado. 

Y es que el espectáculo del Rally Dakar, no es una actividad turística ni mucho menos económica para ningún país, sino que fundamentalmente es una aventura de unos cuantos privilegiados que vienen a “redescubrir” lo exótico y lo salvaje sin importar el costo ambiental, social y cultural que acarrea la sed del descubrimiento y la aventura: una experiencia colonialista directa con el argumento fraudulento del negocio.

Imagen panorámica de Laguna Verde (Bolivia)

Un argumento ante el cual sucumbió también el gobierno boliviano, entregando en bandeja de plata una de las regiones más frágiles y desprotegidas de nuestro territorio: el sur Potosino, caracterizado no sólo por el abandono estatal, sino también por albergar importantes áreas de protección natural como la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa o el Salar de Uyuni, las cuales acogen y protegen diversas especies de aves, zorros, felinos y camélidos, entre otros. 

Paralelamente, esta región alberga una importante cantidad de invaluables sitios arqueológicos con más de 3.000 años de antigüedad, entre los que se destacan áreas de caza y talleres líticos tempranos, abrigos rocosos con pinturas rupestres, petroglifos, estructuras habitacionales, áreas de cultivo, chullpas, caminos prehispánicos, tambos incaicos, rutas caravaneras, fortificaciones y complejos ceremoniales; todos en total estado de indefensión (legal y material) ante cualquier actividad turística masiva.


Huellas de motorizados en el desierto Chileno

En este contexto, no sólo es lamentable que se celebre la inclusión de Bolivia en el Rally Dakar, sino que es desastroso que se inviertan millones de bolivianos en asegurar nuestra inclusión en el evento, y no se los emplee para mejorar las condiciones de vida de la población local (que adolece de salud, educación, accesibilidad víal, etc.); o para asegurarse de que el patrimonio histórico y cultural se proteja, o para proteger el patrimonio natural del sur boliviano (donde están las autoridades para regular a los operadores turísticos -locales y chilenos- que hacen desmanes en el Salar de Uyuni?) o para controlar y conservar el patrimonio arqueológico (que se encuentra desprotegido ante los saqueos cotidianos y las incursiones furtivas de investigadores argentinos y chilenos que consideran a la región como “zona de nadie o agujero negro”). 

Lo peor de todo es que aún no se sabe a ciencia cierta cual será la ruta (amén del ingreso por Villazón y la salida por Ollague)...¡¡y no importa!!; ¿donde está el Ministerio de Culturas y su Dirección de Patrimonio para solicitar una evaluación de impacto ambiental? , ¿por qué no exigen la ruta final para controlar que se evite la destrucción de los yacimientos arqueológicos de la zona?, o es que aún no aprendieron nada de las denuncias efectuadas por la Sociedad de arqueólogos chilenos, los paleontólogos peruanos y argentinos, quienes dan testimonio de la destrucción del patrimonio (natural y cultural) a manos de este supuesto boom del desarrollo turístico.

Artículo de Karina Aranda; extraído del períodico feminista La Malhablada N°8, Agosto 2013.